Al segundo juego de la serie entre Deportivo Viedma y Gimnasia La Plata le sobró un cuarto. Es que la Fusión Rionegrina, a pesar de haber jugado un errático parcial inicial, logró establecer una fulminante diferencia contra el Tripero merced a un puñado de virtudes notorias: intensidad, recambio y voracidad ofensiva. El parcial final ofreció la síntesis conceptual del partido: la opulencia del local ante la impotencia del visitante; la seguridad y la confianza del equipo de Leandro Hiriart frente al déficit anímico de un equipo vencido.

Viedma sacó a relucir un atributo que es una condición de posibilidad para cualquier equipo con pretensiones grandes: el recambio

Seguramente cuando la serie se reinicie el miércoles, en el Polideportivo de calle 4 en La Plata, Gimnasia buscará recomponer su base anímica apoyado en la localía. Hasta aquí, con 80 minutos de básquet disputados en el Cayetano Arias, la diferencia táctica, estratégica y de rendimientos individuales fueron notorias.

El tercer cuarto de Viedma fue exuberante, tanto que redujo a su oponente a una expresión deshilachada y desfigurada

En el juego 2, Viedma sacó a relucir un atributo que es una condición de posibilidad para cualquier equipo con pretensiones grandes: el recambio. Desde el banco, Alexis Knecht, Franco Bazani y Maximiliano Tabieres resquebrajaron el sistema impuesto por el Lobo en el cuarto inicial –secar a O`Louis McCullough y forzar decisiones precipitadas del local- con un repertorio que incluyó goleo, asistencias y fluidez desde el perímetro.

El tercer cuarto de Viedma fue exuberante, tanto que redujo a su oponente a una expresión deshilachada y desfigurada.

Un rotundo éxito para colocar la serie 2-0. Ahora se abrirá el capítulo La Plata donde, seguramente, Gimnasia no presentará una versión tan opaca. Sin embargo, parece que el destino de la serie depende de la capacidad de Viedma de parecerse a sí mismo.