Alberto Weretilneck ofrece un capítulo más de las contradicciones que, durante todo 2017, lo redujeron a una expresión política disparatada, casi caricaturesca. Afirmó que está de acuerdo con la potencial consulta popular para la instalación de la central nuclear que impulsan el senador Miguel Ángel Pichetto y el intendente de Sierra Grande, Nelson Irribarren. De esta manera AW cierra un círculo inverosímil: en mayo anunció la instalación de la central en la provincia, en agosto primero excluyó a Viedma como potencial lugar de emplazamiento y, luego del humillante tercer lugar obtenido en la PASO, firmó su capitulación nuclear pidiendo que Río Negro sea excluida como lugar de instalación del proyecto chino; en septiembre, la Legislatura convirtió en ley un proyecto del Ejecutivo para prohibir la construcción de centrales en territorio rionegrino. Y ahora, como en un paso de comedia mediocre, juguetea con la responsabilidad institucional y el compromiso asumido hace dos meses con los rionegrinos. Un absurdo producto de la desesperación política que no hace más que erosionar la ya dañada credibilidad del Gobernador.
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