La monotonía cultural y el tradicionalismo que generalmente determinan el debate social en Viedma, seguramente serán deslazados en estos días por un tópico de naturaleza opuesta. Es que la capital provincial es en este momento el epicentro nacional de un debate vanguardista, revulsivo y ciertamente controvertido: la jueza de Familia de Viedma, María Laura Dumpé, autorizó, por primera vez en el país, a una pareja de hombres a concebir un hijo por medio de un vientre sustituto perteneciente a una amiga de ambos.

Si el tópico es intrínsecamente complejo y exige esfuerzo intelectual y respeto por la diversidad en dosis grandes, el «caso Viedma» presenta matices que lo hacen doblemente interesante:

– La «madre portadora» -alojará durante 9 meses en su vientre al bebe por nacer, no será inscripta por los médicos ya que no tendrá ninguna vinculación genética con el o los niños por nacer.

– Los integrantes de la pareja serán nominados como únicos padres.

– Los padres deberán informar cuando el o los bebés adquieran edad suficiente para entenderlo, sobre su «origen gestacional».

– La figura de mamá queda desplazada.

FÁCIL

Una pareja homosexual de hombres se ama y desarrollan un proyecto de vida que los motiva en términos existenciales. De la plenitud los separa un obstáculo que parece desplegarse en varias dimensiones: ética, religiosa, psicológica, biológica y jurídica. Ellos desean fervientemente tener un hijo. Sólo eso. Apenas eso. Tanto como eso.

Como casi siempre sucede, la solución es más simple de lo que parece. Una amiga de la pareja decide ayudarlos a cumplir su sueño, ofreciéndose a recibir en su vientre un óvulo fecundado previamente. Luego, la pareja y su amiga inician consultas para realizar el tratamiento en un Centro de Medicina Reproductiva de Bariloche, Fertility Patagonia que, a diferencia de los casos anteriores de reproducción humana asistida en nuestro país, pide autorización a la justicia antes de iniciar el tratamiento. Finalmente, la jueza Dumpé otorga licencia para desarrollarlo.

Tan fácil pero tan complejo al mismo tiempo. Los dilemas éticos, religiosos, biológicos y juridicos que generalmente se plantean mediáticamente a través del prisma urgente y las categorías descartables del primetime televisivo y las tendencias socialmedieras, fueron reemplazados por la convicción fulminante que otorga el amor. Y por un alto grado de responsabilidad médica, científica y jurídica.

Está claro que, probablemente, muchos ciudadanos en situaciones similares carezcan de algunos de los recursos materiales necesarios, e inclusive no tengan acceso a cierta información o nivel de conocimiento necesarios. Pero claramente, el elemento que motorizó e hizo posible este hito es el amor. El amor de una pareja que ayuda a correr el límite de lo posible. Y el amor de una amiga que encuentra en la felicidad de sus seres queridos su propia dicha y la de su familia.

La legislación, los vacíos jurídicos, la inequidad en el acceso a la salud y la medicina son los otros elementos de esta historia. De la transformación de esos vectores depende que se extinga o atenúe la desigualdad en el acceso a los recursos (simbólicos y materiales) necesarios para acceder a este tipo de soluciones. Quizás el caso Viedma logre sedimentar cierta conciencia que permita avanzar colectivamente en ese sentido.

LO TÉCNICO, LO LEGAL Y EL PROCEDIMIENTO

El fallo emitido por Dumpé se trata del primer antecedente en la Argentina en que se autoriza un «vientre sustituto» mientras que se nomina a los integrantes de la pareja como únicos padres. Es que los casos anteriores, donde el más conocido es el del conductor televisivo «Marley», se concretó en el exterior del país.

Dumpé autorizó la «transferencia embrionaria del vientre sustituto», la inscripción de el o los bebés a nombre de la pareja, que se encuentra enlazada hace varios años mediante una unión civil, y que la madre portadora no sea inscripta por los médicos, ya que no tendrá ninguna vinculación genética con el o los niños por nacer.

Se realizará una fecundación in vitro y luego se transferirá el óvulo fecundado al vientre de la mujer para que se produzca el embarazo

«Se realizará una fecundación in vitro y luego se transferirá el óvulo fecundado al vientre de la mujer para que se produzca el embarazo», explicó la magistrada en el expediente. Además, los padres, que son mayores de 30 años y menores de 40, deberán informar, cuando el o los bebés adquieran edad suficiente para entenderlo sobre su «origen gestacional».

En la resolución, Dumpé estableció que la mujer que dispone su vientre para la gestación «es sólo portante, sin vinculación genética», y descartó el «concepto de explotación de la madre sustituta» ya que el «objetivo de la gestante es totalmente altruista» y oficia «como vehículo» para cumplir el deseo de los futuros padres, «sin existir por medio, una finalidad económica».

«La figura de mamá queda corrida, es una maternidad subrogada porque lo único que hace la amiga de esta pareja es prestar el vientre, no es la madre biológica porque se tomará esperma de uno de los integrantes de la pareja y un óvulo proveniente de un banco de óvulos anónimo», explicó.

La magistrada aseguró además que «la filiación está autorizada pero no está legislada, y eso rompe con todos nuestros principios del Derecho, porque nunca se pensó que la mamá no tenga vinculación genética con el bebé».

Según la jueza, la pareja «no está casada, hace mucho que viven juntos y tienen una unión convivencial registrada desde hace un año en el Registro Civil». Dumpé destacó además que en los otros fallos que existen siempre hay una mujer en la pareja, por eso es más fácil gestar. «En este caso no, y ésa es la crítica que se le hace a la no modificación del Código. Dejaron afuera a la pareja de homosexuales varones porque no tienen otra posibilidad de concebir que no sea ésta».

La magistrada invocó también conceptos como «la identidad, a la protección de la familia, a la libertad reproductiva, a la voluntad procreacional y a la intimidad». Remarcó, además, que la mujer que presta el vientre «no desea asumir el rol materno», mientras que aconsejó su seguimiento psicológico. La mujer es madre de tres hijos, uno mayor de edad y dos menores, que tienen conocimiento del caso y dieron su consentimiento.

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