Las viedmenses Zoe Estigarribia y Camila López serán las representantes de Río Negro en la primera Asamblea de la Mesa Federal de Estudiantes Secundarios que se realizará en Tigre entre el 25 y el 27 de noviembre. Allí, estudiantes de todo el país, le darán formato institucional a un ente que busca empoderar a les estudiantes y ubicarlos como actores centrales y permanentes en el debate por el modelo educativo y social de la Argentina.
Es sábado a la tarde pero en la puerta de la ESRN N° 8 de Viedma hay movida. Entre les pibes que emulan a Campazzo en la cancha de básquet y les que bocetan trucos con el skate, Zoe y Camila alimentan una charla ecléctica en cuanto a los personajes que la protagonizan: de Wos a Ofelia Fernández y de Mónica Silva a Pablo Barreno, pasando por Pedro Rosemblat y Alberto Fernández. Sin embargo, el encuentro se trata básicamente de un intercambio político.
Sí. En medio del fin de semana y antes de seguir con sus rutinas –Zoe tiene una presentación con el Coro de la Universidad de Río Negro y Cami está retrasando su clase de danza- lo político, entendido como la dimensión ontológica en la que se instituye la sociedad, copa la parada y, desde esa matriz, se analiza lo que viene: la primera Asamblea de la Mesa Federal de Estudiantes Secundarios que se realizará en Tigre con representación de 18 provincias y en la que las pibas serán las representantes de Río Negro.
Si la señora Mirtha Legrand hubiese sido invitada a participar de la charla, seguramente reeditaría el lacónico “muy politizado, demasiado politizado” que les soltó a Néstor y Cristina Kirchner en medio de uno de sus esclerosados almuerzos televisados.
Pero Mirtha no está (¿por suerte? ¡Por suerte!) y la política, entonces, fluye. El ejemplo de la “diva de los almuerzos” no es aleatorio. Es que Camila y Zoe son emergentes de una generación que coincidió con la llegada de Cambiemos a la cúspide del poder político: cuando ellas comenzaban el secundario, el macrismo inició un proceso cultural que, sostenido, amparado y desplegado por las empresas de comunicación y los comunicadores del establishment –sistema del que forma parte Legrand, procuró despojar de historicidad y llenar de intrascendencia social el debate público.
Macri en el poder expresó el intento más cohesionado del bloque de clase dominante por reducir la política a una crónica judicial primetime y a un algoritmo desquiciado, que, en base a la gerencia big data de pulsiones ideológicas, procuró encerrar a los argentinos en un antagonismo cuya válvula de escape fueron sloganes de base moralizante, dogmas sin complejidad. Aplastar el debate y colonizar el sentido común. Ballenas en los billetes, baile en el balcón, denuncias furtivas contra cualquier tipo de dirigente combativo y una promesa eterna: tenés que sufrir y aguantar porque en el segundo, el tercer, el cuarto o en el quinto semestre, todo va a mejorar…salvo que suceda algo extraño. “Pasaron cosas”.
Entonces: ¿de dónde salen las Zoes y las Camilas? Porque ellas y muches otres configuraron su identidad en un clima de época hostil para quienes pretendían defender o ampliar derechos sectoriales. Estas pibas, que militan desde los 13 años, son dirigentes estudiantiles que lideran procesos que encauzaron demandas colectivas que habían sido invisibilizadas o subestimadas por la clase política oficialista. Funcionarios provinciales lxs catalogaron de “vándalos”, en una suerte de remake rionegrina de los editoriales reaccionarios de Eduardo Feinmann. Pero, de la misma manera que le sucedió al periodista fascistoide, la realidad pasó por encima a estos funcionarios porque el nivel de organización, representación y legitimidad de las pibas sigue evolucionando.
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Entonces, una primera respuesta a la pregunta ¿de dónde salen estas pibas? puede habitar en la tesis de Michel Foucault: donde hay poder hay resistencia. Y si la resistencia es persistente, conceptual y enhebra demandas, entonces se consolidan organizaciones como los centros de estudiantes, el Frente de Estudiantes del Valle Inferior (FESVI), el Foro Federal de Centros de Estudiantes Secundarios o la Mesa Federal de Estudiantes Secundarios (ME.FE.C.E.S). Este tipo de formas de organización y la expansión de sus legitimidades están sustentadas en el trabajo y en las ideas de pibes y pibas como Camila y Zoe y, al mismo tiempo, ubican la cosmovisión de los dirigentes y funcionarios del gobierno provincial, comenzando por la ministra Mónica Silva, en el lugar que merecen: a la derecha de Eduardo Feinmann.
Así las cosas durante los próximos tres días, en la ME.FE.C.E.S, estudiantes de 18 provincias van a conformar el estatuto y el organigrama del espacio; presentarán balances provincia por provincia y uno a nivel nacional y planificarán el cronograma del año que viene, enmarcados en un objetivo superador: formar parte de la discusión y elaboración de las políticas educativas para consolidar un sistema que incluya a todos los sectores involucrados en la escuela secundaria.
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“El espacio se reconoce federal y retoma el trabajo territorial de cada organización estudiantil provincial”, explica Camila y agrega que “la ME.FE.C.E.S se propone reconocer las necesidades y organizarlas en demandas para buscar la forma de posibles soluciones y respuestas”.
Según Zoe, les estudiantes deben “formar parte en la toma de decisiones de las políticas públicas nacionales y provinciales relacionadas a la educación; somos nosotrxs lxs que estamos día a día en las escuelas padeciendo problemas edilicios y las inconsistencias de los programas de estudio o la desidia de los dirigentes. Lxs estudiantes somos la garantía de cumplimiento de la Ley de Educación Nacional y nuestra organización tiene que ver con garantizar nuestro derecho a participar”.