Arabela Carreras hizo un nuevo cambio en su gabinete: colocó como número 2 del ministerio de Educación a Adrián Carrizo, que hasta ahora ocupaba el cargo de subsecretario de Infraestructura Escolar. Básicamente, la Gobernadora premió al funcionario que no estuvo ni siquiera cerca de cumplir con su tarea principal: garantizar óptimas condiciones estructurales de las escuelas que forman parte del sistema de educación rionegrino.


Resulta muy llamativo el ascenso de Carrizo: en una reciente encuesta de la consultora viedmense PezKoi, el 44,1% de los rionegrinos/as consideró que el estado estructural de las escuelas de su ciudad es malo o pésimo; mientras que el 39,3% lo consideró regular y apenas el 16,4% dijo que el situación edilicia de las escuelas es bueno u óptimo. En el mismo sondeo, el 80% de los participantes afirmó que la Gobernadora es la principal responsable por el estado de la escuelas.

Alcanza con recorrer las recientes declaraciones de la inmensa mayoría de los integrantes del sistema educativo de Río Negro (alumnos, docentes, no docentes) para corroborar los datos de esa encuesta: el estado de muchas escuelas es inviable. A las deficiencias estructurales de la política educativa se sumó un año de pandemia. Combo fulminante.

La decisión de la Gobernadora llegó luego del sorpresivo alejamiento de Gabriel Belloso, que se desempeñaba como secretario de Educación. Según reveló el diario Río Negro, Belloso se mostró muy activo estas últimas semanas: lideraba planes, recorridas y reuniones por el inicio del ciclo escolar. Suena muy verosímil que la repentina renuncia obedezca a las indisimulables tensiones y problemáticas que está generando la puesta a punto del regreso de las clases presenciales.

Arabela Carreras escuelas Río Negro
El reino del revés // Arte: Gonzalo Santos

Una vez más, Carreras ejecuta una acción que evidencia la enorme distancia que existen entre las necesidades políticas del Gobierno provincial y las demandas de ciudadanos y ciudadanas.


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El comienzo de año de la Gobernadora es calcado al inicio de su primera temporada de gestión: marcado por malas decisiones que erosionan de manera alarmante la confianza de rionegrinos y rionegrinas en su gestión y que, al mismo tiempo, dañan la imagen pública de la barilochense.

Al impuestazo y el reciente salariazo para la planta política, ahora se suma una designación que parece no tener relación alguna con la capacidad y los resultados obtenidos por el funcionario ascendido, sino más bien con la necesidad política de la Gobernadora.


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Carreras persiste en el error de cerrarse sobre sí misma para tomar decisiones que impactan sobre amplios sectores de la sociedad. Dos datos más de la consultora PezKoi dan cuenta de la cada vez más amplia distancia entre la Gobernadoras y los ciudadanos: en una encuesta realizada en Viedma, el 63,4% tiene una valoración mala o muy mala de la imagen de la barilochense; y en otro relevamiento pero a nivel provincial, el 62.6% de los consultados afirmó que su política sanitaria es mala o muy mala.

En el reino de Arabela, que es lo mismo que decir el Reino del revés, lo único que parece conservar sentido es la opinión de los ciudadanos y las ciudadanas.

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